Memoria histórica del embalse - ullibarri-gamboa
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En octubre de 1956 se dieron por concluidas las obras de construcción del embalse de Ullibarri-Ganboa, que fue inaugurado oficialmente en el verano de 1958.
El proyecto tuvo sus inicios en 1930, cuando el ingeniero Manuel Uribe-Etxeberria solicitó una concesión para la construcción de un sistema regulador de las aguas del río Zadorra, con el objetivo de trasvasar sus caudales hídricos a Bilbao y su comarca, para la producción de electricidad y el consumo industrial y doméstico. La concesión se hizo efectiva el 17 de julio de 1934 para un periodo de 75 años, es decir, hasta 2009.
La concesión fue adquirida en marzo de 1945 por la empresa Altos Hornos de Vizcaya, que la gestionó por medio de la empresa Saltos y Aguas del Zadorra. En 1947 empezaron las obras y las consiguientes expropiaciones de terreno. En 1962 vendió sus derechos a la Corporación Administrativa Gran Bilbao, en lo que respecta al consumo doméstico e industrial , y en 1969 lo relativo a la producción hidroeléctrica a Iberduero.
La construcción del embalse provocó la disolución del ayuntamiento de Gamboa, que quedó repartido entre los municipios vecinos de Arrazua-Ubarrundia y Elburgo y Barrundia. Algunos de sus pueblos, Mendizabal y Zuazo de Gamboa, quedaron bajo las aguas, mientras que otros, como Azua, Larrinzar y Garaio se deshabitaron al quedarse sin tierras. Langara/Nanclares de GamboaMarieta y Mendixur subsistieron, aunque con sus términos muy mermados. Orenin resultó inhabitable al quedar en una isla.
La construccion del embalse también afecto al municipio de Arrazua-Ubarrundia, en término de cuya capital, Ullibarri-Gamboa se construyó la presa, resultando inundado gran parte de su núcleo de población y de sus tierras, mientras que Landa quedó en la isla llamada hoy Zuhatza, así como al de Barrundia, cuya localidad Urizar quedó reducida a una casa, resultando el resto inundado.
La mayor parte de los vecinos de los pueblos afectados se vieron obligados a emigrar, en muchos casos en condiciones penosas, la mayor parte de ellos a Vitoria-Gasteiz, pero otros a sitios mucho más lejanos.
Nuestro deber hacia aquellas gentes es no olvidar el sacrificio que se vieron obligados a hacer, para que en los centros urbanos del Gran Bilbao y Vitoria-Gasteiz dispongamos del agua suficiente para nuestro bienestar.